Nuestra filosofía

Masia Can Sagristà es un proyecto ecológico que nace de la iniciativa de dos jóvenes, en 2018. La idea fue la de devolver la vida de forma sostenible a las tierras de la finca, siguiendo las prácticas de la agricultura regenerativa y ecológica.

Este planteamiento nos lleva a no utilizar productos químicos de síntesis y a trabajar el campo de forma poco invasiva. Solo usamos compost y virutas de madera de la finca. Queremos proteger al máximo la biodiversidad autóctona, por eso hemos ido implementendo en la finca colmenas de abejas, que cuidamos de forma sostenible.

AGRICULTURA DE CONSERVACIÓN

¿Qué es la agricultura de conservación?

La agricultura de conservación es una forma de cultivar que puede prevenir la pérdida de tierras cultivable y, a la vez, ayudar a regenerar las tierras degradadas. Este planteamiento recomienda el mantenimiento de una capa de cobertura permanente sobre el suelo, aconseja el laboreo mínimo de las tierras y apoya la diversificación de las especies vegetales.

Se potencian de esta forma los procesos biológicos naturales por encima y por debajo de la superficie del suelo y se contribuye a un mayor aprovechamiento del agua. Se permite también una mayor eficiencia en el uso de los nutrientes , así como una mejora en los cultivos y un notable incremento en la sostenibilidad.

Los principios y las prácticas de la agricultura de conservación se pueden adaptar a las condiciones locales, resultando así aplicables a todos los paisajes agrícolas y a los diversos usos de la tierra.

  • se reducen al mínimo o se evitan las intervenciones del suelo, como por ejemplo la alteración mecánica;
  • se utilizan pequeñas cantidades de insumos externos, como agroquímicos y nutrientes de las plantas de origen mineral u orgánico. De esta forma su uso es optimizado y no interfiere o trastorna los procesos biológicos.

LABRANZA CERO

Queremos proteger la biodiversidad de nuestro entorno y los microorganismos que viven en el suelo, por eso aplicamos la labranza cero y trabajamos sin voltear la tierra. Cuando se ara la tierra, se la voltea con el objetivo de eliminar malas hierbas y preparar el terreno. La tierra que queda en la superficie parece tener un color distinto, con una textura más húmeda. Eso es porque la acción del Sol en la superficie es devastadora; provoca la pérdida de humedad y microorganismos.

La mayoría de los microorganismos que convierten los desechos en materia orgánica son incapaces de vivir con la luz directa del Sol y así se pierden 3mm de tierra fértil cada año que aramos.

“El sol hace más daño a la tierra que cualquier bomba nuclear que se tercie”.

Darren Doherty

Quizá parece un poco exagerado, pero si pensamos en cuántos años hace que cultivamos sin proteger el suelo, podremos imaginar porque cada año necesitamos más fertilizantes químicos y maquinarias.

“La forma más conveniente de labranza es dejar en la superficie una capa protectora de hojas, tallos y varas de la cosecha anterior. Los sistemas de labranza cero proporcionan cosechas más nutridas, economizan combustible y disminuyen el desgaste de los tractores”.

José Benitez, Servicio de gestión de las tierra y nutrición de las plantas de la FAO

La FAO (Oganización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) dice que la labranza convencional, con tractores y arado, es una de las principales causas de la grave pérdida de suelos. “Con la difusión del uso del tractor, los campesinos comenzaron a creer que mientras más se labraran los suelos, mayores rendimientos se obtendrían – explica José Benitez, del Servicio de Gestión de las Tierras y Nutrición de las Plantas de la FAO -. La verdad es que a mayor labranza, más erosión y degradación de los suelos, en especial en las zonas más cálidas, donde la capa superior de los suelos es más fina. En efecto, los suelos de los países tropicales en general no necesitan ararse”.

Masia Can Sagristà, s/n, 08784 Piera, Barcelona | +34 656 257768 | masiacansagrista@gmail.com